Igualdad de género ¿Utopía o realidad?
Rodrigo Samavarti Landgrave Téllez
Rodrigo Samavarti Landgrave Téllez
A lo largo de la historia la búsqueda de
la “igualdad” entre el hombre y la mujer se ha dado a través de una lucha
interminable por el reconocimiento de dichos derechos. La igualdad de género es
un principio constitucional que estipula que los hombres y las mujeres son
iguales ante la ley, y que por lo tanto, gozan de los mismos derechos y obligaciones
frente al Estado y la sociedad en su conjunto.
Sin embargo, sabemos que no basta
decretar la igualdad en la ley, sí en nuestra realidad no es un hecho. Para que
así lo sea, la igualdad debe traducirse en oportunidades reales y efectivas, es
decir, que tanto hombres como mujeres podamos competir por puestos o cargos de
representación popular, acceder a un trabajo sin que existan distinciones o
preferencias hacia un sexo, participar en los asuntos de nuestras comunidades,
como a su vez, en organizaciones y partidos políticos. “El derecho a la igualdad se basa, pues, en la posesión de las mismas
facultades intelectuales[1]”
tal y como lo establece Alicia Puleo, pero desgraciadamente la búsqueda de
igualdad de género en nuestra sociedad actual, es un tema que todavía se ve
permeado debido a que la discriminación de género se encuentra patente en el
tejido de las sociedades, ya que muchas veces las mujeres llevan la carga principal de la producción
de alimentos y la crianza de los niños. Además, las mujeres a menudo son
excluidas de las decisiones familiares o comunitarias que afectan a sus vidas y
bienestar.
La cuestión de género debe ser considerada
como un aspecto prioritario en la planificación de la educación debido a que
los roles de género son creados por una sociedad y se aprenden de una
generación a otra, ocasionando que se creen dichas desigualdades o ciertos “tabús”
que discriminan o inclusive debilitan la capacidad de niñas y mujeres al
ejercer sus derechos.
Empoderar a las mujeres y a las niñas
para que puedan acceder a una “igualdad” de oportunidades en nuestra sociedad
sería una medida acertada desde un punto de vista económico y esencial para
poner fin a la pobreza, puesto que en la mayoría de los hogares de nuestra
sociedad mexicana, las mujeres son las encargadas de los aspectos domésticos,
generando que no gocen de libertades básicas y se enfrenten a desigualdades en
el mundo del trabajo, ya que la ley y la costumbre que en ocasiones llegan a
ser “discriminatorias” limitan su
tiempo, así como su habilidad de ser dueñas de grandes propiedades o inclusive
la capacidad de ser grandes profesionistas.
Bibliografía
1.-
Puleo, Alicia (1992). “La
radical universalización de los Derechos del Hombre y el Ciudadano: Olympe de
Gouges” en Celia Amorós (coord.) Actas
del Seminario Permanente Feminismo e
Ilustración, 1988-1992. Instituto de Investigaciones Feministas,
Universidad Complutense de Madrid/ Dirección General de la Mujer, CAM. Madrid.
[1] Puleo, Alicia (1992). “La radical
universalización de los Derechos del Hombre y el Ciudadano: Olympe de Gouges”
en Celia Amorós (coord.) Actas del
Seminario Permanente Feminismo e
Ilustración,p. 217.